Del pedestal en el centro arrodillada en equilibrio fijo y sostenido en armonía y fiel al abandono. Te ocultas ante la fría desnudez que no te viste te abrazas a esa columna inexistente de los recuerdos mas remotos y escondidos esos que hacen hervir la sangre y los sentidos dentro de tus muslos aun ardientes mientras gimes por dentro e imaginas sus manos a través de tus quejidos. |