Las pinzas eran de madera, de las de siempre,
de ellas colgaba cada dia sus sueños, bien extendidos para que no se
arrugaran al ponérselos, los colgaba como le había enseñado su madre, de
los costados para que no se marcaran las pinzas, las
de madera, las únicas que tenían la fuerza suficiente para aguantar los
días de viento en los que el aire balanceaba la ropa pero sin dejar que
se cayera, esa operación la repetia dos o tres veces a la semana,
cuando los sueños ya sucios y ajados habían ido perdiendo fuerza
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Dime que te leo :p