Había quedado con ella en vernos en aquella
playa, lejos de la tranquilidad los latidos acelerados de mi corazón
traspasaban mis sienes. No dejé de mirar el reloj una y otra vez hasta
que a lo lejos, entre la sombra de la tarde que caía, la vi acercarse.
Su silueta, la que había visto tantas veces en fotos, se adentraba
poderosa entre la arena, levantando diminutas partículas de arena a cada
paso. El ruido de las olas en la orilla apagaron poco a poco mis
latidos. Ya estaba allí, ella, a la que tantas veces había amado con
palabras, la que me había hecho gemir a través de su teléfono…., ya
estaba frente a mi
Me miró con aquellos ojos en los que me había
dormido tantas noches y los míos bajaron disparados hacia su boca, me
acerqué hacia ella y con un temblor en mis manos agarré su barbilla y
suavemente la atraje hacia mí y la besé como lo había soñado tantas
veces, despacio, suavemente hasta que sentí que su lengua buscaba la
mía, Mi cuerpo entero se erizó al contacto del suyo.
Esa tarde
hicimos el amor en esa playa, a la luz de una luna enorme y con las
ganas contenidas de dos principiantes: una vez, dos…., con el pelo
revuelto, los ojos encendidos solo consegui susurrar: soy tuya aquí y
ahora!!!