Cada
vez que se dicen adiós alguna de las dos se queda en silencio, era a lo
que le daba vueltas y vueltas Mika en el autobús de que la llevaba a
verla.
Habían quedado como tantas otras veces en mitad de algún
sitio, a mitad de camino entre la intolerancia de las familias y la
vergüenza de los amigos. Esta vez fue ella la que llamó para ponerse de
acuerdo y notó a Lisa distante.
La encontró en el hotel, había
subido antes para "no dar pistas" al conserje que según ella era de un
pueblo cercano al suyo. Desde que entró por la puerta supo que no iba a
ser perfecto, ella solo quería hablar y aclarar las cosas, dijo.
Mika se sentó sin apenas dejar la bolsa y la miró, solo escuchó el
principio, un montón de buenas palabras, algo de que ella no tenía la
culpa, la consabida frase de "no quiero hacerte daño".... y después solo
la vio mover los labios.
Empezó a sentir que se ahogaba y se
levantó, cogió su bolsa, sus emociones y cerró la puerta. Anduvo por la
calle, pidió un taxi y al cabo de unos minutos estaba sentada en el
mismo bus que la había traído, solo que esta vez iba sin mirada, sin
sonrisa y vacía.
Sueña conmigo,
sueñame entre tus dedos
recorre mi cuerpo con tus labios
sueña conmigo
deja que tu sabor desborde mis sentidos
sueña conmigo
y deja que mi memoria abra las ventas
inunda mi cuerpo con sabor de amante
sueña conmigo!